Tomates y burbujas

Ayer salí del búnker para hacer par de diligencias incluyendo hacer la compra ‘grande’.

Sírvanse el café porque lo de hoy sí que es kilométrico.

Decidí pararme en el Amigo de los Paseos; que ya no es de Walmart ahora es de Pueblo. Usualmente es un ‘loqueichon’ que tiene buen surtido de vegetales y tienen bastante variedad en potería y congelados. Además ya me resigné a escanear mi propia compra, el parking bajo techo es un plus y llevarme la batidita de frutas a la salida tampoco molesta.

Mis otros dos spots son el colmadito del barrio y Supermax de Lago Alto. Ambos están bien pero los vegetales últimamante han estado tristes y del precio mejor ni hablemos.

Entrar al Econo del Expreso de Trujillo es una experiencia que evito porque desde que se llega al parking la cosa es intensa. El sitio siempre esta al tepe. Ni hablar de los recovecos, las mil personas dejando los carritos atravesados y los gondoleros bloqueando tambien mientras tratan de mantener los estantes llenos porque, ¡miren que esa tienda vende! Pero tampoco es el sitio para ir a comprar vegetales más allá de tomates y zanahorias.

Nada, que llego a Amigo y los vegetales están igual de tristes que en todos los otros colmados. ¿El precio? Salgo mejor comprando un filete de Costa Rica que un paquete de coles de bruselas o de ‘snow peas’. Pero cojo mis cositas y sigo pa’lante porque puej… la única alternativa es no consumir vegetales si uno no tiene break de parar en un placero a la orilla de la carretera o ir un sábado a un mercado local.

Lo que parece ser la opción de los puertorriqueños: no consumir.

Yo sé que la mayoría de nosotros no fuimos criados comiendo vegetales y hortalizas más allá de una ensaladita de lechuga y tomate, una lata de maíz y la calabaza en las habichuelas, pero ca•ra•jo, ¡por eso es que la diabetes nos está consumiendo y las enfermedades arrasando!

El problema es que, aparte de no haber desarrollado el paladar, aunque sepamos que la salud está ligada a consumir alimentos de todos los colores, ¿cuántos de nosotros tenemos bodyet pa’ comprar pimientos rojos a $6?!?

Coño, ¿desde cuándo una berenjena o unas habichuelas tiernas son solo para el mercado ‘upscale’? Son cosas que se dan en la isla.

Pa’ los que si pueden pagar, la hegemonía alimenticia de Sam’s y Costco ya es un hecho. La comida saludable es y parece que solo será para quienes tengan acceso a las localidades y dinero para pagar membresías. Pa’cabar de joder en porciones difíciles para una pareja consumir antes de que se dañen.

Entre las otras cosas que quería del colmado estaba conseguir varias botellas de ‘sparkling water’. Tontito pero ha sido misión imposible.

Una de las (enveldá enveldá son pocas) manías del socio es que no toma agua ‘flat’. Es cultural, algo bien común en Europa (el socio es suizo). Yo me acostumbré también, pero lo mío si es changuería pura.

La marca Polar es la más barata pero esa no se consigue casi nunca. La Perrier y la San Pellegrino (ambas de la misma multinacional) últimamente han estado escasísimas. Me encuentro con que el distribuidor estaba poniendo las Perrier y le pregunto que que pasaba que no aparecían.

El hombre me dice que la escasez es global porque la embotelladora la estan moviendo de no se donde a otro lado en Italia y que lo que se mandaba a PeErre ha sido reducido a menos de la mitad hasta nuevo aviso.

Guatdafoc.

Así de sencillo. Un ejecutivo en la conchinchina de un plumazo decidió pocar por la mitad el suplido.

Díganme si esto no es el resumen de nuestra precariedad alimenticia isleña en una sola visita al colmado.

A mi no se me va a caer un canto por no tomar agua con burbujitas, pero ¿qué será lo próximo que escasee?

Fiona nos dejó sin plátanos. No sé en que quedó lo de la cosecha de café, presumo que se perdió también. Los aguacates a $4. Los huevos a $6. ¿Ahora sin foquin agua con gas porque el barco nos pasa por el lado pero no es prioridad mandarla a la isla?

Mire mi hermano que ha leído esta longa hasta este punto, si ni tan siquiera nos damos cuenta de que se nos ha hecho tarde para asegurarnos fuentes sostenibles y locales de alimentos, estamos más jodidos de lo que creía.

Yo sé que cuando el sistema de salud está colapsando, la corripción ocupa todos los titulares y que no hay ni energía eléctrica confiable para que los distribuidores importen alimentos perecederos, hablar de agricultura y alianzas con el Caribe para la distribución de alimentos no parecería prioridad, pero debería serlo.

¿Qué coño está haciendo Ramón González Beiró pa’ ganarse el sueldo como Secretario de Agricultura?

Cada cual guarde sus 2¢ pa’ sembrar aunque sea una mata de tomates en el balcón. Porque por más fondos federales que manden pa’cá, uno no come billetes aunque sean verdes.

Previous
Previous

Redención maternal

Next
Next

El rinconcito sagrado