Nuestro estilo de vida
Después de cuadrar el nebuloso acuerdo pa’ privatizar la generación eléctrica, Pipo arrancó con Cari pa’ España.
Otra vez.
Con eso último me identifico porque me lo dicen a cada rato: ‘¿Nenaaaaa pero otra vez van pa’ Esapñaaaaa? ¿Pa’ que?’
Yo sé mis razones pero el gobe dice que viajó como parte de la delegación puertorriqueña a Fitur (la feria de turismo más grande) y a cuadrar acuerdos con la aerolínea Iberia para tener vuelos diarios entre Madrid y San Juan. Presumo que el ‘incentivo’ viene de la mano con un subsidio del gobierno de Puerto Rico
¿Yo? Encantada. Especialmente si mantienen los pasajes a precios asequibles y puedo brincar el charco sin escalas más a menudo.
Veremos como va eso. No sea como pasó con la aerolínea Condor unos años atrás y sus vuelos directos de San Juan a Frankfurt; el subsidio que le dieron era pa’ que los europeos vienieran a gastar sus euros en Puerto Rico y no como fue, pa’ que los boricuas nos escapáramos pa’l Viejo Mundo.
A mi me vino de chou. ¿Al erario? No sé cuanto beneficio le resultó vs el costo del subsidio. Nunca nos enteramos de la efectividad de los incentivos.
Pipo dice en ENDI que quiere que los españoles vengan a Puerto Rico y ‘se enamoren del estilo de vida en la isla’ y que disfruten de un modelo diferente al todo-incluído que abunda en el Caribe.
Aaaaaydiooooj. Ahí yo por poco escupo el café. ¿Por qué? Pues porque lo leí acabando de llegar anoche a España.
Les cuento.
Aterrizamos en Barajas donde se coge el tren o metro desde el mismísimo aeropuerto para llegar al centro de Madrid (3€) y a las estaciones del tren (gratis el trasbordo con el boleto). Sale un tren cada diez minutos.
Un quita’o. Baratito pa’ completar.
A menos de una hora de haber puesto pies en tierra, ya habíamos abordado el tren de alta velocidad que nos lleva a Valencia en dos horas exactas en vez de esperar un vuelo de conexión en el aeropuerto. Cuesta 35€ pp, se compra por el app y se escanea el código para entrar.
Más fácil que ir de San Juan a Cabo Rojo. ¡Y sin guiar!
Llegamos a Valencia y cogimos un taxi hasta el apartamento (5€). Se puede pagar cash o con tarjeta. No hubo que esquivar ni un solo hoyo en la carretera. Nadie se comió una luz.
Google Maps te dice que guagua o metro hay que coger pa’ ir a donde sea. En la parada de guaguas hay letretors digitales que te dicen cuando llega la próxima.
Nunca he pagado mas de 10€ por un taxi en la ciudad aún yendo de un extremo a otro. No como ir del aeropuerto LMM a Trujillo Alto, que las siete millas me cuestan $35 más el puente y propina.
Salimos a buscar algo de comer. Sabiendo que estábamos en el hueco entre el almuerzo y la cena durante el cual la mayoría de los restaurantes cierran, nos metimos en una pizzería que conocemos.
Tienen un concepto diferente, solo escoges la categoría: vegetariana o con carne. Te preguntan si tienes alergias o si hay algo que no comas. Las pizzitas que te traen son sorpresa. Cada una cuesta 2.50€. La de burrata, 5€. El vasito de vino, 1.50€. ¿Quieres la botella? 9€.
El precio ya incluye impuestos y en España no se deja propina como en los yunaited-teits, se cuadra al billete completo o se deja par de euros si el servicio ha sido espectacular. Nadie deja propina en una pizzeria casual. Comimos y bebimos por 20€.
Hago todo el cuento porque ’ta dificil eso de venderle ‘estilo de vida’ a los españoles. Coño, ¡es a los mismos boricuas y mantener nuestro estilo de vida cada vez nos pesa - y nos cuesta- más!
No tenemos transportación pública integrada. El costo de comer fuera es absurdo y de calidad marginal en muchas ocasiones. La seguridad vial es… bueno, ¿pa’ que seguir si todos sabemos como es el mambo?
Yo Pipo, mejor me enfoco en ‘venderle’ a los turistas europeos lo de las playas hermosas y el extenso bagaje de nuestra cultura hispana. Nos llevan la delantera en lo de ‘estilo de vida’… y por mucho.
Pero que conste que no es ‘venderle’ literalmente la playa al extranjero, porque es capaz y voluntad tiene. Nos lo ha dejado clarísimo.
Las playas son del pueblo. Eso va más allá de un mero estilo de vida. Es patrimonio.
Orgullosos las COMPARTIMOS con cualquier turista que quiera venir a disfrutarlas, pero no cederemos ni un grano de arena.
Es de lo poco que nos queda.