La pobreza como abuso
No he viajado mucho por el ‘tercer’ mundo pero sí lo suficiente como para ver pobreza extrema, niños trabajando cuando deberían estar en la escuela y muuuuuchas madres trabajando honradamente en la calle con sus niños a cuestas.
Las he visto con sus bebés amarrados en sarapes, metidos en carritos de compra o durmiendo en la parte de abajo y metiditos dentro cajas grandes al lado del camino para protegerlos del sol. Admito que me rompe el corazón verlos pasando necesidades.
Pero así se vive en gran parte del mundo.
Yo no conozco los pormenores del caso de Lisha Ramón Mejías, pero hasta donde yo sé que los hechos son los siguientes:
Capítulo 1: La mujer trabaja vendiendo jugos y frutas en una luz en Cayey con su niña en un cargador canguro y una sombrilla para taparla del sol y ‘alguien’ se querella porque la niña PODRÍA estar en peligro de que un carro les de un golpe y ‘esas no son condiciones’ para una menor.
Capítulo 2: Hubo un altercado entre Lisha y su pareja supuestamente relacionada a la querella, la policía se envuelve, no se radican cargos pero sí se otorga una orden de protección a favor del hombre ya que alegadamente Lisha lo agredió con un cuchillo y mordiscos.
Capítulo 3: Anoche a las 11:00 PM remueven a la menor de la casa de su madre alegando que se había violado la orden de alejamiento porque el padre estaba con la niña junto a la madre.
El resumen: nunca sabremos que pasó, solo lo sabrán ellos, pero una niña lactada fue removida de su madre en el medio de la noche para relocalizarla a un hogar de acogida de emergencia.
Hasta donde yo sepa, esa niña nunca ha estado en peligro directo ni inminenente, así que ¿guatdafoc?!? Removerla así no solo es traumático, va en contra de los protocolos establecidos.
La madre, quien tiene bastante presencia en las redes sociales, alega persecución por parte del Departamento de la Familia. ¿Saben qué? Yo le creo.
¿Cómo no? Si todos conocemos la trayectoria de la Agencia: El desmantelamimeto de su estructura, los contratos, los 10,000 casos sin atender, el mal manejo de muchos en los que sí han intervenido, los sueldos de miseria para los pocos trabajadores sociales que quedan y la renuncia de su secretaria Carmen Ana González Magaz por ‘razones personales’ que parecen venir de no haber dado la talla politica ni laboralmente para ocupar la posición.
Pero este caso es atendido con premura. Ujum.
Me pregunto que estaban pensando las personas que le radicaron las querellas a Lisha que iba a pasar con la nena. Que se la iban a quitar a la mamá y entonces… ¿qué?
¿Que se la llevarían a una familia que la tuviera en un playard todo el día, durmiendo con aire acondicionado y comiendo chicken nuggets con papitas fritas para que todos fueran felices para siempre? Nadie puede ser tan ingenuo.
Desde el privilegio es facil juzgar situaciones de pobreza como condiciones de abuso.
¿Que si es óptimo que la nena esté en la calle? No. ¿Pero sería mejor que estuviese lejos de su mamá en un cuido? Pa’ mi que tampoco. Un cuido que su mamá muy posiblemente no pueda pagar.
Es que hay que joderse porque si Lisha se pone a coger cupones y a vivir en un residencial pues es una yal, pero si trabaja con la muchachita a cuestas entonces es una negligente.
Aquí me parece que lo peor que ha hecho Lisha como madre -lo de como pareja no está claro- es ser una mujer pobre y negra.
Pa’ mi que esto es una situación más que nos demuestra que el ‘tercer’ mundo comienza en nuestro patio; pero no estsmos listos para esa conversación.