El party de Fabiola

Querida Fabiola, no te conozco, la verdad es que te he visto pocas veces y solo en fotos del brazo de tu novio Pipo, pero tengo par de cositas que decirte.

Presumo que tus amigas y familiares ya te han cuestionado sobre si enveldá enveldá ese es el hombre que te… ¿conviene? ¿complementa? y junto a quien podrás ser… ¿feliz? Pero sé que cuando una está enchulá no hay consejo que valga, aún cuando ya una tiene suficientes años ‘tu nou betel’.

And yu chud. Porque aunque te ves súper, ya no tienes quince años pa’ estar perdiedo la cabeza ni el pragmatismo por un marchante, por más ¿buen partido? que sea.

Digo, también estoy presumiendo que estás enchulá del gobe porque lo encuentras bien jevo y no por aspirar a ser parte de las Empresas Carrion, Guillemard y Pierluisi y sus subsidiarias KleptoKracia y Homeland Liquidators. Pero allá tú y tus gustos, no los entiendo, pero puej…

Al menos no te has casado con Pipo, espero que no sea que estén esperando pa’ coger pon publiciario con la boda durante la campaña a lo Jenniffer y Yovín, sino porque mujeres adultas profesionales astutas como tú no están en necesidad de perseguir un anillo.

Especialmente cuando el FBI anda dando rondas de cerca y una sale mejor aceptando ‘una excelente e inesperada oportunidad de trabajo en Dubai’ que acogiendose a la quinta enmienda.

De lo que te quería hablar es de la foto. Sí, de ESA que anda por ahí dando tanto de que hablar. Since this is not your first rodeo, supongo que le pediste a tus mingas que no las publicaran.

Pero ya tu sabes como es... una se la enseña a la otra y esa otra le hace screenshot… y acabas con todo Twitter dando opiniones sobre cual de ustedes tiene mejor cirujano plástico.

Aunque mi teoría ficticia es que Caterina Paola estaba tomando la foto y Leonorcita la distribuyó, porque ¿en que cabeza cabe subir una foto así? Digo, era obvio que te iban a caer chinches.

Nada, que se nota que la estaban pasando de lo más bien. Se podría argumentar que cada cual tiene derecho a tirar un party en su casa como y con quien le de la gana.

El problema es que esa casa no es tuya. No es ni de tu jevo. La Fortaleza es la casa del PUEBLO. Y contrario a la biuriful pipol con la que tu jangueas, la mayoría del pueblo está soberanamente jodido.

Te quedó bien Marie Antoinette y su ‘let them eat cake’. Aunque quizás eso te tenga sin cuidado. Pa’ mi que no te importa en lo más mínimo mientras fluya el champán.

La verdad es que tanto tu novio el gobe como tu cuñada Cari, ya nos ha dejado saber con sus actos clasistas y elitistas que al final de la Calle Resistencia lo que está ya no es el Palacio de Santa Catalina, sino un Versailles caribeño.

Yo, como ciudadana que tributa al erario, solo pido evidencia fehaciente de que ni uno de mis 2¢ fueron gastados en las botellas finas ni en la picadera rimbombante que se consumieron en el parizón que le tiraste a tus mingas en la casa del pueblo.

Me incluyes la labor y costo del descorche porfa.

Mientras espero a que me enseñen los recibos seguiré por aquí, tranquilamente pitando la Marsellesa en lo que los federales se deciden a tomar la bastilla de una vez y por todas.

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