Noviembre puertorriqueño

¡Güelcom noviembre! ¿Les he dicho que me encanta noviembre? Pues si, me gusta noviembre. Creo que es mi mes favorito.

Todos tenemos derecho a que haya zanganerías que le gusten a uno, aunque rayen en lo que ahora llaman ‘cultural appropriation’ ya que ninguna de esas cosas que celebramos en noviembre tiene mucho que ver con la cultura boricua. Ok, nada que ver.

Quizás cultural atosigaichon sería más descriptivo, pero ahí vamos. Sarna con gusto…

Noviembre arranca con el Día de los Muertos que no es poca cosa y que es una fiesta a la que le he ido cogiendo cariñito según pasan los años y se me va yendo gente. ¿Un día para celebrarlos? ¿Un día que nos une al resto de América Latina? Pues claro! Me apunto. Prendo mis velitas y recuerdo a todos los que han partido.

(Edito para decir que sí, que sé que noviembre arranca con el Día de Todos los Santos pero ese no es de mis feriados favoritos y por eso no lo traigo a colación aunque le tenga cariño profundo a San Paquito y a Teresa la extasiada.)

La verdad es que a mi me encanta toda la pendejá del otoño. No me importa que sea una gringada. No me importa si en Pe Erre el otoño se limita a que la temperatura baje tres grados y llegue una nueva ola de alergias por hongo y polen a jodernos la vida y las vías respiratorias.

Todas esas imágenes de árboles cambiando de color, neblina, abriguitos y chimeneas me llenanan de esa nostalgia boba que nada tiene que ver con la realidad vivivda sino con ‘güichful zinquin’ de como una se imagina que la vida sería viviendo al otro lado del charco y que se entremezlca con lo de que el año ya va entrando a su curvita final dejando tantas cosas sin hacer una vez más.

Si voy a confesar ‘guilty pleasures’ tengo que admitir que hasta la ridiculez esa de los ‘pumpkin lattes’ me gusta, aunque pa’ mi que eso no cuenta como cafe de verdad, sino como ‘coffee flavored beverage’.

Pero lo de Thanksgiving como celebración me fascina, creo que es mi jolmarc jolidei favorito. ¿Un día dedicado a comer rico y janguear con la familia sin tener la presión de gastar más allá de lo que se tiene comprando regalos (que yo no me apunto a eso) con el único propósito de dar gracias? Yes please, sign me up for that.

No me trago el cuento de ‘paz y armonía’ que nos llega a través de los peregrinos que desembarcaron en Plymouth Rock, seguro que si uno le pudiese preguntar a los de la tribu Wampanoag, la versión sería bien distinta. Pero pues, después de tantos años ‘white washing’ el evento, escojo mirar que cualquier día que nos recuerde a estar en agradecimiento amplio y verdadero es bueno.

Asi que decidí que entre las las desventuras y malo ratos que vienen con lo de vivir en el trópico, voy a pasar este noviembre posteando cosas por las cuales doy gracias.

¿La primera? Por ser puertorriqueña.

Porque aún con lo imperfecta que es, nací y vivo en una democracia secular. Vivo en un país donde el machismo jode con cojones pero la policía moral no me obliga a llevar velo ni burka.

Nací en un país que aunque tenga que luchar por ellos, tengo derechos inherentes. Crecí en un sitio donde pude ejercer una profesión que sería impensable para una mujer en muchísimos otros países. Resido en una isla donde puedo escribir lo que me salga del forro sin que venga la policía a buscarme de madrugada.

Vivo en un país en el que tengo libertad para moverme entre el Inglés y el Español ya sea verbal o geográficamente.

Nací en un país que no se olvida de quien es pero que puede celebrar fiestas que nos llegan del Norte sin reparos mientras grita ¡wepaaaa!

Puerto Rico podría ser un paraíso y a veces nos enfocamos sólo en las cosas que le impiden serlo y eso nos chupa la alegría que nos podrían dar las que no. Cada cual tiene las suyas yo hoy escojo celebrar las mías.

Mis 2¢ son solo para recordarles que la gratitud es el portal hacia la felicidad y que nuncan olviden que la gente feliz jode menos.

Seamos felices.

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